Formación de un depósito salino por nundación y desecación de una cuenca marina/ Fuente de la foto: geovirtual2 |
Solubilidad es la capacidad de una sustancia de disolverse al mezclarse con un liquido en determinadas condiciones de temperatura e, incluso, de presión.
El agua salada natural, bien sea de un lago o marina, contiene, sobre todo, tres tipos de sales: carbonatos, sulfatos y cloruros.
Carbonatos (calizas) son poco solubles y por ello precipitan primero.
Sulfatos, sobre todo, yeso (sulfato cálcico) y anhidrita (yeso sin agua) son muy solubles, y por ello requieren una intensa evaporación del agua para precipitar.
Cloruros, carnalita (cloruro de magnesio), silvina (cloruro de potasio) y halita (cloruro de sodio, sal de cocina), por este orden, son altamente solubles, su precipitación requiere unas condiciones extremas tanto climáticas como geográficas.
Los sales de potasio y magnesio son las más solubles por lo que para precipitar es necesario un clima de intensa aridez durante un largo tiempo de desecación e inundación.
Es por eso que mientras la calizas son unas rocas que se encuentran con mucha frecuencia en el campo, y el yeso es relativamente frecuente, encontrar cloruros es excepcional.
La silvina, más conocida como potasa, es uno de los fertilizantes, junto al nitrógeno y el fósforo mas usados en la agricultura.
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